miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sed



 La lluvia caía a borbotones sobre su piel. La humedad reblandecía sus labios cuarteados, que se abrían, dejando que las gotas refrescaran su sed; su lengua, tan cálida. Tan cálida, tan frágil, tan suave… El cielo se derramaba sobre su cuerpo y ella lo recibía en sí. Era tan natural como respirar, como un parpadeo … Natural, pero brutalmente cruel, como una caricia. Porque sí, la suavidad existe para ser acariciada, pero el tiempo termina pervirtiendo hasta lo más puro y limpio. Y ninguna caricia dura eternamente. Ni ningún beso. Ni ningún trago.



 Y cuando paró de llover sus labios volvieron a cuartearse y la sed regresó con más fuerza… 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Límites



 Susan sabía que el tiempo era la mortaja de la vida. Pensaba mucho en todo lo que uno puede llegar a pensar a lo largo de toda una existencia, y lo hacía a menudo. Pensaba en la muerte, en el amor, en la esperanza…

 Un día atrapó con la lengua una gota de lluvia y se preguntó:
  “¿Por cuántas gargantas habrá resbalado esta misma gota? ¿Cuántos seres la habrán bebido antes que yo?"

 Sí, Susan pensaba mucho, demasiado, y no tenía claras  ninguna de las respuestas que se daba a sí misma, pero sí tenía claro aquello: el tiempo no dura eternamente. Puede que, de una manera irreal e ilusoria, sí lo hiciera; pero desde luego, para las personas, el tiempo era el ataúd de la vida. A todos nos llega ese día en que los mismos días tocan a su fin, en que la tapa se cierra. Adiós, se acabó, hasta nunca.

 La idea de terminar la aterraba. Saber que todo tenía un desenlace, que nada duraba eternamente… Pero había algo que le producía aun más pavor. Temía más que nada en el mundo llegar al último de sus segundos sola, sin nadie con quien compartir esa  tumba, sin nadie a quien estrechar entre sus brazos mientras el tiempo sellaba clavo a clavo el término de su existencia.

 Susan pensaba demasiado, hasta límites que para otros habrían supuesto una camisa de fuerza bien entallada y hecha a medida. Sí, pensaba demasiado, pensaba en el tiempo, pensaba en la soledad… y lo peor de todo era que sabía que nadie pensaba en ella ni lo haría jamás.




#Rachel#

sábado, 8 de octubre de 2011

Cosas vivas, cosas rotas




Te oigo latir ahí adentro,
bajo la piel suave y la sangre dulce,
inestable, ardiente, voluble.

Sudor como nitroglicerina,
ojos abiertos, boca cerrada,
garganta enrojecida,
costillas apuntando al cielo.

Con el cuerpo mutilado,
la lengua reseca,
palabras torcidas en una mente caótica.

Con tiento pero sin delicadeza,
violencia extrema envuelta en seda,
hielo resbaladizo
que comienza a derretirse.

Te oigo latir ahí adentro…


* * * * * * * * *


"La soledad es un lugar tan vacío..."




 Y, de vez en cuando, la melancolía te sigue atrapando en sus redes. Aunque eso te gusta. En el fondo te gusta porque es inspirador...
 De todas formas las palabras del principio de la entrada nacieron bajo el influjo de la cerveza así que dudo que ni yo misma pueda entenderlas. Pero sí entiendo las que siguen, forjadas entre el humo de una tarde cualquiera:

Solo las cosas vivas pueden seguir funcionando una vez rotas





 "A veces pienso que nací hacia atras"


 Sí, ¿por qué no? Hacia atrás está bien. Hay cangrejos que echan a andar de lado y no cambian el rumbo de su vida jamás, que cuando se topan con un obstáculo se paralizan y esperan ahí quietos hasta la muerte. Así que retroceder no tiene nada de malo. 



Estaba empezando a comprender que el miedo que siempre había sentido a envejecer no era más que el reflejo de la ansiedad que le causaba la certeza  de una muerte prematura




lunes, 22 de agosto de 2011

...Some day will flower...


 Cuando es obvio que la gente te obvia debes aprender a obviar las obviedades y pensar por ti misma. No es oro todo lo que reluce, pero ya no me importa que me embistas, Darla. Estoy aprendiendo a levantarme. 









 Me pregunto la capacidad que tendrá el tiempo para destrozar las cosas buenas de este mundo, las que realmente hacen que sigamos teniendo ganas de respirar.

Cuando eres joven y la vida te brinda una oportunidad, la cazas al vuelo y sonríes. Los niños lo llaman suerte, creo. Ya no estoy segura. Hace muy poco que he dejado de ser una niña, pero es triste lo rápido que se olvidan algunas cosas. Y cada año que pasa sobre mi piel me arranca un gramo mas de esperanza, como el viento que erosiona capa a capa una roca.

miércoles, 20 de julio de 2011

Take us so far


 Es curioso lo que nos afecta el modo de comportarse del resto de la humanidad. Ponemos los calcetines del derecho aunque ello signifique rozarse con la costura. Hacemos las cosas del modo que creemos que debemos hacerlas aunque duela; aunque deje marca, aunque no tenga sentido. ¿Y el tiempo? Vivimos al ritmo de un reloj que nos arrastra en una corriente que no sentimos nuestra, a una velocidad que no controlamos y en una dirección que no hemos escogido.
Caminamos soltando migas de pan que la suerte va devorando a su paso con la avidez de una bandada de pájaros. Anhelamos lo imposible y, cuando lo conseguimos, lo dejamos escapar. Perseguimos sueños que no son nuestros, deseamos aquello que tiene dueño y codiciamos los bienes ajenos.



 Me quedo con los labios cortados y el regusto amargo que deja un despertar vacío. Con la lengua ansiosa y el palpitar de las venas hinchadas bajo la piel.
Y la carne herida, y la conciencia intranquila, y el corazón trémulo.

jueves, 9 de junio de 2011

Stand by me


Hemos visto los mismos atarcederes,


nos hemos quemado con el mismo sol.


Hemos sangrado, hemos sufrido


y hemos reído con el oxígeno que todos compartimos.


Hemos dibujado sombras en la arena y contemplado juntos las estrellas, hemos bebido de la misma agua...


y aun así nos sentimos solos. ¡Estamos todos locos!
¿Cuándo comenzaremos a darnos cuenta de que no somos gotas perdidas en las nubes?


Somos la lluvia...



* * * * * * * * *





       



#Rachel#


miércoles, 18 de mayo de 2011

El violinista







 Recuerdo que, cuando era pequeña, había siempre un anciano tocando el violín en la parada del autobús del colegio. Tenía las manos arrugadas como si se hubiese pasado la vida sumergido en una bañera, y su mirada perdida surcaba el horizonte mientras arpegiaba las cuerdas a una velocidad de vértigo, de una manera demasiado estridente.


 Un día le pregunté a mi padre por qué sus canciones sonaban tan mal. Siempre me ha gustado mucho la música y tengo muy buen oído; a mi parecer, aquellos compases sonaban desafinados, desacertados, como si les faltara algo o les sobraran notas por el medio. Él me miró con esa mirada brillante cargada de ternura que tienen todos los padres y me contestó:

“Supongo que ese viejecito escucha una música que nosotros no podemos ni imaginar. Hay sensaciones, cariño, que ninguno de los cinco sentidos puede abarcar”.

Su respuesta me dejó enormemente desconcertada. Medité durante días aquellas palabras pero, por más vueltas que les di, no les encontré ninguna lógica. Años más tarde descubrí a qué se refería mi papá: el anciano violinista era ciego y sordo. Cuando lo supe, me emocioné, y me lamenté por no haberlo sabido antes. Habría parado cada día a su lado, antes de coger el bus, para darle una caricia en la mano o un beso en aquellas mejillas maltratadas por el paso del tiempo.

 Él jamás podría ver ni oír nada de nuestro mundo, pero yo jamás podré apreciar lo que experimentaba al acariciar su violín y al sentir la música vibrar de una manera sorda a través de su piel.


* * * * * * * * *


 No hay historia más bonita que la que esconde un folio en blanco. Y, ahora mismo, estoy reservando toda mi tinta para algo como esto. 
¿Miedo? Puede que sí, o puede que sea una temeraria sin remedio. Pero las sonrisas son contratos vinculantes con uno mismo. Ahora sólo espero un poco de suerte y la oportunidad de estar en la capital para el año que viene.


#Rachel#

jueves, 12 de mayo de 2011

Fuck off!




Cosas que, por mi, pueden arder en el infierno

(Las que tienen * son aquellas que, bendita incongruencia mía, adoro):


_El chocolate *
_Las putas señales contradictorias
_Que me digan que me parezco a gente *
_Los paraguas
_Mis pechos inexistentes *
_Que la ropa siente bien un día y fatal al siguiente
_Los malditos kilos de más
_Mis taquicardias sin venir a cuento *
_Que la peluquera se pase cortándome el pelo
_La gente que mira por encima del hombro
_Tener los ojos del tamaño de Texas *
_Que me destripen el final de una historia
_Las tardes de resaca
_Mi emotividad exacerbada *
_Que la gente desconocida me roce por la calle
_Tener que ordenar la habitación
_Cantar *
_Los Domingos
_Ser una torpe sin remedio *
_Saber que voy a hacerme vieja, tarde o temprano
_Que el iPod se quede sin batería en medio de una canción
_Que me digan que soy como un tío *




… Hay muchísimas más. Y cientos de ellas que no puedo soportar pero sin las cuales no podría vivir. O que odio con todo mi corazón y, a la vez, amo. Pero, tal día como hoy, creo que todo me da igual. Me he levantado con la idea de que soy como soy, y que a quien no le guste, que se joda y que arda también en el infierno.  


#Rachel#

domingo, 8 de mayo de 2011

Latidos incoherentes



 ¿Sabes ese tipo de ocurrencias que te asaltan de vez en cuando y se te adhieren a las neuronas? Ahora mismo tengo una en mente, y es una auténtica locura. No puedo quitármela de encima, ni quiero. Debería intentarlo, debería evitar que se convierta en una obsesión. Pero aunque me pueda llegar a hacer daño no quiero olvidarme de ello. Tan sólo puedo pensar en el deseo que pediré mañana al soplar las velas de mi tarta de cumpleaños.


* * * * * * * * *

_¿Crees en el destino?
_No lo sé. Da miedo pensar que todo está predeterminado.
_¿Crees en el amor?
_El amor... Una vez creí en él, pero ahora no consigo imaginar cómo algo puede ser tan placentero y doloroso al mismo tiempo.
_Entonces, ¿en qué crees?
_Creo en ti.

lunes, 25 de abril de 2011

Cada vez queda menos



Tres días saboreando el humo escapista de la capital. Tres días que se han pasado como tres minutos. Ojalá me concedan el traslado para poder hacer crecer los recuerdos como la espuma. Necesito ese cambio de aires.


* * * * * * * * *









Momias decrépitas en mesas torcidas,

encorvadas sobre sus platos vacíos,
se mecen en silencio y sonríen, y se orinan sobre la vida
que llueve a borbotones, escurriéndose del tiempo.
Segundos huidizos enseñan sus dientes podridos,
destrozan corazones heridos y juventudes escabrosas,
temblando con ansia, alzándose para mordisquear
las sombras de aquellos que huyen con piernas perennes.
Momias decrépitas que no saben de angustia,
que juegan al parchís contando de veinte en veinte
los años que pesan y pasan, cuando ya no se siente pesar.
Ellas respiran sin miedo bocanadas de un aire
que cada vez les sacia menos, pero siguen meciéndose,
y sonriendo, y siguen orinándose encima.
Y tú que corres y sudas sangre destilada del miedo
te encoges de pavor ante lo que a ellas les hace tanta gracia.
Lleno está el plato que las momias han devorado,
y mientras ellas ya lo rebañan tú todavía te preguntas
si el tiempo te concederá la oportunidad
de saborear todos los bocados que quisieras.


#Rachel#

domingo, 3 de abril de 2011

Irracional





 Simplemente un día revientas.

 Vas aguantando, sonríes, te aseguras que eres feliz, que todo va bien. Te autoengañas buscando lo que necesitas en el cajón equivocado, sigues sonriendo... Y entonces te encuentras con lo que habías olvidado que existía. Te das de bruces contra eso y te quedas muda, impotente y paralizada. Y antes de que te de tiempo a actuar, se esfuma. Sin un nombre, sin una pista, sin más... Se desvanece cuando la música termina. Y te das cuenta de que todo era una farsa. Estás sola, absolutamente sola. Y las manos que te rodean quedan demasiado lejos como para sentir sus caricias.

 Y explotas. Sin venir a cuento, sin que nada lo desencadene. Simplemente, un día revientas.

 Me duele la cabeza. Me duele mucho. Me pican los brazos. Tengo frío y calor a la vez. Y una extraña sensación de vacío en algún lugar bajo el esternón. 

lunes, 28 de marzo de 2011

La dejé marchar


 La llevé al bosque sujetándola por el brazo, casi arrastrándola. Ella se dejaba llevar como un corderito manso. Estaba asustada y desnutrida y olía como a perro mojado. Los labios le temblaban como si tuviera un maldito muelle en la mandíbula, haciendo que los dientes entrechocasen de un modo grimoso.
 Cuando nos alejamos lo suficiente del campamento me detuve 
(nos detuve)
 y la giré hacia mí para que me mirara. Sus ojos se clavaron en mi piel con una intensidad que no creí posible en un rostro tan demacrado como el suyo. Parecía un jodido cadáver. Y aun así era hermosa. Los pómulos parecían a punto de cortar la piel, pero era hermosa.
 Empezó a titubear, intentando encontrar una pregunta, pero las palabras se le escurrían como la arena en el cuenco de las manos.


 <<Tranquila>> fue todo cuanto pude decir.Y sus dientes dejaron de rechinar. Parpadeó una sola vez, lánguidamente, y las lágrimas se escaparon furtivamente de aquel par de ojos irreales que parecían sacados del maravilloso mundo de la fantasía de algún yonkie esquizofrénico. Joder, ¿quién demonios tenía los ojos de color violeta?

 <<Te han pedido que me mates>> dijo al fin, con una voz como de marfil. Asentí. Ella miró de refilón el fusil que descansaba sobre mi hombro izquierdo, apretó los labios y volvió a parpadear, esta vez a cámara lenta, como tratando de asimilar la información.
 Entonces hizo algo que me cogió totalmente por sorpresa: me tocó. Alargó una mano huesuda hacia mi entrepierna y apretó. Con fuerza pero con dulzura.

<<Haré lo que quieras>> dijo, agachando levemente la cabeza y cubriendo con su pelo descolorido la visión de aquellos magníficos ojos. Yo tragué saliva y la aparté de mí.

<<No necesito que hagas nada>>. Pero mi cuerpo traicionaba a mis palabras. Muy a mi pesar, sentí la sangre bombeando con violencia hacia abajo; hacia abajo y hacia arriba, y la tensión constriñó los bajos de mis pantalones.
Ella soltó un bufido ansioso.

 <<No me mates...>> masculló, comenzando a temblar de nuevo. 
<<Pídeme lo que quieras, pídeme lo que quieras. Haré lo que tú me ordene...>>.

 La zarandeé para hacerla callar. No quería escuchar más, no quería escucharla. Me moría por dejar que se arrodillase ante mi y me aliviara aquella presión, aquella tensión palpitante, pero no quería que lo hiciera. No quería humillarla, quería liberarla, quería que se fuera de allí. Era demasiado hermosa para morir de aquella manera.

 <<Te he sacado del campamento para que te vayas>> dije, y ella volvió a alzar su mirada violácea, esta vez cargada de incredulidad. <<Te he traído hasta aquí para que huyas>>.

 Su mano aflojó la caricia y después me dejó la entrepierna a la intemperie. Al momento eché de menos su calor.

 <<Lárgate>> gruñí, dándole un empujón.
(Lárgate antes de que no aguante más, lárgate o te juro que te haré mía aquí mismo, en el suelo). 
 <<¡Corre!>>.

 Se quedó allí clavada, con la boca abierta, rígida. Se quedó tan tiesa como mi hombría en aquellos instantes y luego gimió de puro agradecimiento. Comenzó a caminar hacia atrás, a trompicones.

<<¡Vete!>> grité. Y entonces se dio la vuelta y echó a correr hacia la espesura.
 Y la perdí de vista. Sin más. Se fue.
 Cuando volví al campamento me encerré en las letrinas durante al menos veinte minutos. Me masturbé unas tres veces seguidas. No hacía aquello desde que era un crío. Me sentía ridículo y desolado.
 Lloré durante una semana entera y luego la dejé ir, como la había dejado ir en el bosque.
 Jamás he vuelto a ver unos ojos como aquellos.




#Rachel#

viernes, 25 de marzo de 2011

Jugar a volar


 Encontramos el cadáver junto al río.

 Éramos un par de críos que no sabían nada de la muerte, salvo que a veces te coge por sorpresa. Encontramos el cadáver junto al río y cavamos bajo el agua para enterrarlo. No sé cómo volvimos a colocar la tierra sobre el cuerpo, ni cómo conseguimos evitar que la corriente lo arrastrase hasta la superficie, pero éramos demasiado jóvenes como para entender el significado de la palabra imposible.

  Jugábamos a volar. Jugábamos a ser pájaros y encontramos uno muerto. A veces la vida te desvela sus secretos con demasiada crueldad.

 Ahora ya no sueño con volar, ya no excavo tumbas en el agua. Han pasado muchos años desde entonces y ahora sólo juego a resistir el empuje de la corriente.

 Sí, han pasado muchos años. Por desgracia ya no soy ese niño que no sabía nada de la muerte. Pero todo sigue como entonces.


 

  * * * * * * * * *

  Te ríes de manera histérica cuando en realidad lo que quieres es llorar, pero no te sale.
 A la deriva, mademoiselle, navegas a la deriva y con los ojos vendados. 



#Rachel#

domingo, 20 de marzo de 2011

Piel de porcelana



 Él se quedó en el suelo, perdida la conciencia y el corazón roto, solo bajo la lluvia. Y mientras su sangre se convertía en vapor rojo en los charcos, la voz de ella ascendió en volutas de humo sobre sus cabezas.
 Lo llamó por su nombre, por todos ellos, pero el aguacero caía con demasiada fuerza, y al primer golpe su nariz se había roto. La garganta se le inundó en sangre y ya no pudo más que balbucir gemidos lastimosos. No dejó de mirarlo ni un solo segundo, aunque sus ojos pronto lo perdieron de vista. Siguió mirándolo aun cuando aquel hombre la obligó a apartar la cara, cuando le arrancó la ropa de un tirón, cuando la golpeó de nuevo en el rostro. Siguió mirándolo cuando la forzó a girarse de cara al suelo, cuando su cuerpo le atravesó la piel de una manera violenta y sus pensamientos se tiñeron de un agudo y parpadeante negro.

  (Muévete. Sólo necesito que me des la mano).

 Pero la lluvia cesó, el dolor remitió, el tiempo se rindió y sus dedos se cerraron a apenas dos palmos de los de él. En aquel momento habría cambiado cada segundo de su vida por volver a tocarlo una última vez. 


* * * * * * * * *

La piel no aprende. La piel se cuartea, se hiere y se quema. La piel sangra, la piel duele. La piel se arrepiente pero nunca olvida.





"Baby, did you forget to take your meds?"


 Hay muchas cosas que podría hacer en estos momentos, pero solo se me ocurren dos colores, que ni siquiera lo son: blanco y negro. Los tengo atravesados en las costillas, y no consigo arrancarlos de ahí.

 No se si puedo cuadrar un círculo, pero tampoco lo pretendo. Sólo quiero saber si bastaría con limar las esquinas y encajar el uno en el otro. 


lunes, 14 de marzo de 2011

Call me a dog



 La vida nos trata como un carnicero a su mercancía: nos atiza, nos machaca, nos despedaza, nos amasa el corazón… y luego nos vende al por menor. Sin piedad, ignorando nuestro hedor a carne muerta. Y nosotros seguimos intentando levantarnos, aun cuando nos arrancan el latir del pecho o cuando lo hacemos nosotros mismos con garras carcomidas por la ansiedad de la frustración.

 Nos echamos a la suerte como si se tratase de un enorme mar de aguas tranquilas donde pudiésemos nadar, pero sus olas nos devuelven a la orilla donde nos aguardan perversiones y dados cargados, de idénticas caras.

 Somos el género polvoriento acumulando humedad en una estantería olvidada de una biblioteca perdida de la mano de la suerte. Somos papel cuarteado e hinchado, maltratado por el paso del tiempo.

 Y, sin embargo, pese a ser carne, pese a ser piedras escupidas por el mar, y aunque la fortuna nos haya olvidado, la vida sigue presionándonos el corazón y haciéndonos latir para que nos demos cuenta de lo que tenemos. Para que descubramos que, después de todo, el placer es dolor en pequeñas dosis, y que cada golpe y cada traspié son sólo el aderezo que ese carnicero nos añade para darnos más sabor.

* * * * * * * * *


 Hay días en los que me miro al espejo y no me reconozco. ¿Esta soy yo? ¿De verdad siempre he tenido el mismo careto de pringada?

 Hay días en los que todo se vuelve contra mí: mi ropa, mi cuerpo (exagerando de una manera increíble esta torpeza que la suerte me ha dado) e incluso mis sentimientos.

 Hay días en los que no sé ni lo que quiero. 

 Hay días en los que estoy perdida en mi misma, dentro de esta cárcel de piel y huesos.




_Pero, ¡que le den! ¡Que le den por culo a todo! ¿Me sigues, Darla? ¡Deja de romperme la cabeza!



"You call me a dog. Well that's fair enough. It doesn't bother me as long as you know bad luck will follow you if you keep me on a leash and you drag me along"




#Rachel#

sábado, 12 de marzo de 2011

La apariencia no lo es todo



 Aura conocía la leyenda de la bruja Mary Jane. Se la había contado su madre innumerables veces, y, según le había dicho, era verídica, y tan añeja como Drakhen. Se conservaban muy pocas historias de tanta antigüedad, y aquello hacía de aquel cuento algo todavía más exótico y misterioso.


 "Mary Jane había nacido con un solo ojo y una cuenca vacía. Aquella extraña malformación había causado su rechazo, incluso por parte de su madre, que se limitó a criarla por pura compasión y acabó abandonándola en un bosque. Así que ella, siendo una niña, había tenido que aprender a valerse por sí misma. Y como el destino tiene designios inescrutables, quiso la suerte que sobre la pequeña recayera el maravilloso don de la magia, un regalo que aprendió ella sola a desarrollar y que fue mejorando con el paso de los años, hasta convertirse en una hechicera de increíble poder. Su malformación, que a priori podía parecer fruto de la mala fortuna, le permitía ver mucho más allá de lo que el resto de la gente podía. Sí, su visión de la realidad y del mundo que la rodeaba no era buena; más bien deficiente, debido a su incipiente miopía, pero tenía un talento divino, la premonición. 

 Un día tuvo una visión: unos bárbaros venidos de tierras lejanas y desconocidas llegaban a su pueblo, arrasando todas las casas, matando a niños y ancianos, violando a las mujeres y llevándose a los hombres como esclavos. Sin pensarlo siquiera, bajó hasta el pueblo, después de años de aislamiento. La gente, al verla llegar, se horrorizó; todos se habían olvidado de Mary Jane, la niña que había nacido tuerta, “la Maldita”, como también se la conocía. La habían creído muerta, después de tanto tiempo sin saber de ella, y habiendo sido abandonada por su madre a una edad tan temprana. Mary Jane les alertó sobre los peligros que se cernían sobre el poblado. 

 No la escucharon siquiera. Encolerizados e inundados por un miedo irracional, la condenaron a morir entre las llamas. El fuego la purificaría y le sacaría todos los demonios del cuerpo. Mary Jane gritó hasta quedarse sin voz, intentó en vano que le hicieran caso, pero nadie la quiso escuchar. La ataron a un madero y la sacrificaron en la hoguera. Su piel ardió como la más frágil de las hojas, entre los gritos de excitación de la multitud y sus alaridos de sufrimiento.Su ojo, bendito con el exquisito don del futuro, se derritió, y jamás nadie volvió a poseer tal poder. 

 Al cabo de unos días, unos bárbaros llegaron al pueblo y lo arrasaron sin piedad, tal y como había vaticinado la hechicera. Y todos, todos fueron castigados por el destino, por no haber querido prestar atención a su portavoz". 


* * * * * * * * *

 A veces sólo necesitamos un pequeño empujoncito para hacer lo que debemos, lo que queremos o lo que necesitamos. 
 Llevaba tanto tiempo sin volcarme en mi libro que se me hace rara esa sensación de deleite que se experimenta al darle vida a esos personajes que no son más que extensiones de las fibras de mi propio corazón.
 Este fragmento es parte del capítulo 16, algo que se me hace lejano aunque todavía esté con el 23... 

 ___

 El sol estos días me ha dado nuevas energías, algo que necesito para afrontar este terrible cuatrimestre. Demasiadas horas en clase, demasiados trabajos, demasiadas prácticas. ¡Ni siquiera tenemos tiempo de estudiar, para cuánto más de respirar!

Necesito desesperadamente que llegue el verano.



#Rachel#