lunes, 14 de marzo de 2011

Call me a dog



 La vida nos trata como un carnicero a su mercancía: nos atiza, nos machaca, nos despedaza, nos amasa el corazón… y luego nos vende al por menor. Sin piedad, ignorando nuestro hedor a carne muerta. Y nosotros seguimos intentando levantarnos, aun cuando nos arrancan el latir del pecho o cuando lo hacemos nosotros mismos con garras carcomidas por la ansiedad de la frustración.

 Nos echamos a la suerte como si se tratase de un enorme mar de aguas tranquilas donde pudiésemos nadar, pero sus olas nos devuelven a la orilla donde nos aguardan perversiones y dados cargados, de idénticas caras.

 Somos el género polvoriento acumulando humedad en una estantería olvidada de una biblioteca perdida de la mano de la suerte. Somos papel cuarteado e hinchado, maltratado por el paso del tiempo.

 Y, sin embargo, pese a ser carne, pese a ser piedras escupidas por el mar, y aunque la fortuna nos haya olvidado, la vida sigue presionándonos el corazón y haciéndonos latir para que nos demos cuenta de lo que tenemos. Para que descubramos que, después de todo, el placer es dolor en pequeñas dosis, y que cada golpe y cada traspié son sólo el aderezo que ese carnicero nos añade para darnos más sabor.

* * * * * * * * *


 Hay días en los que me miro al espejo y no me reconozco. ¿Esta soy yo? ¿De verdad siempre he tenido el mismo careto de pringada?

 Hay días en los que todo se vuelve contra mí: mi ropa, mi cuerpo (exagerando de una manera increíble esta torpeza que la suerte me ha dado) e incluso mis sentimientos.

 Hay días en los que no sé ni lo que quiero. 

 Hay días en los que estoy perdida en mi misma, dentro de esta cárcel de piel y huesos.




_Pero, ¡que le den! ¡Que le den por culo a todo! ¿Me sigues, Darla? ¡Deja de romperme la cabeza!



"You call me a dog. Well that's fair enough. It doesn't bother me as long as you know bad luck will follow you if you keep me on a leash and you drag me along"




#Rachel#

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