miércoles, 20 de julio de 2011

Take us so far


 Es curioso lo que nos afecta el modo de comportarse del resto de la humanidad. Ponemos los calcetines del derecho aunque ello signifique rozarse con la costura. Hacemos las cosas del modo que creemos que debemos hacerlas aunque duela; aunque deje marca, aunque no tenga sentido. ¿Y el tiempo? Vivimos al ritmo de un reloj que nos arrastra en una corriente que no sentimos nuestra, a una velocidad que no controlamos y en una dirección que no hemos escogido.
Caminamos soltando migas de pan que la suerte va devorando a su paso con la avidez de una bandada de pájaros. Anhelamos lo imposible y, cuando lo conseguimos, lo dejamos escapar. Perseguimos sueños que no son nuestros, deseamos aquello que tiene dueño y codiciamos los bienes ajenos.



 Me quedo con los labios cortados y el regusto amargo que deja un despertar vacío. Con la lengua ansiosa y el palpitar de las venas hinchadas bajo la piel.
Y la carne herida, y la conciencia intranquila, y el corazón trémulo.