lunes, 28 de marzo de 2011

La dejé marchar


 La llevé al bosque sujetándola por el brazo, casi arrastrándola. Ella se dejaba llevar como un corderito manso. Estaba asustada y desnutrida y olía como a perro mojado. Los labios le temblaban como si tuviera un maldito muelle en la mandíbula, haciendo que los dientes entrechocasen de un modo grimoso.
 Cuando nos alejamos lo suficiente del campamento me detuve 
(nos detuve)
 y la giré hacia mí para que me mirara. Sus ojos se clavaron en mi piel con una intensidad que no creí posible en un rostro tan demacrado como el suyo. Parecía un jodido cadáver. Y aun así era hermosa. Los pómulos parecían a punto de cortar la piel, pero era hermosa.
 Empezó a titubear, intentando encontrar una pregunta, pero las palabras se le escurrían como la arena en el cuenco de las manos.


 <<Tranquila>> fue todo cuanto pude decir.Y sus dientes dejaron de rechinar. Parpadeó una sola vez, lánguidamente, y las lágrimas se escaparon furtivamente de aquel par de ojos irreales que parecían sacados del maravilloso mundo de la fantasía de algún yonkie esquizofrénico. Joder, ¿quién demonios tenía los ojos de color violeta?

 <<Te han pedido que me mates>> dijo al fin, con una voz como de marfil. Asentí. Ella miró de refilón el fusil que descansaba sobre mi hombro izquierdo, apretó los labios y volvió a parpadear, esta vez a cámara lenta, como tratando de asimilar la información.
 Entonces hizo algo que me cogió totalmente por sorpresa: me tocó. Alargó una mano huesuda hacia mi entrepierna y apretó. Con fuerza pero con dulzura.

<<Haré lo que quieras>> dijo, agachando levemente la cabeza y cubriendo con su pelo descolorido la visión de aquellos magníficos ojos. Yo tragué saliva y la aparté de mí.

<<No necesito que hagas nada>>. Pero mi cuerpo traicionaba a mis palabras. Muy a mi pesar, sentí la sangre bombeando con violencia hacia abajo; hacia abajo y hacia arriba, y la tensión constriñó los bajos de mis pantalones.
Ella soltó un bufido ansioso.

 <<No me mates...>> masculló, comenzando a temblar de nuevo. 
<<Pídeme lo que quieras, pídeme lo que quieras. Haré lo que tú me ordene...>>.

 La zarandeé para hacerla callar. No quería escuchar más, no quería escucharla. Me moría por dejar que se arrodillase ante mi y me aliviara aquella presión, aquella tensión palpitante, pero no quería que lo hiciera. No quería humillarla, quería liberarla, quería que se fuera de allí. Era demasiado hermosa para morir de aquella manera.

 <<Te he sacado del campamento para que te vayas>> dije, y ella volvió a alzar su mirada violácea, esta vez cargada de incredulidad. <<Te he traído hasta aquí para que huyas>>.

 Su mano aflojó la caricia y después me dejó la entrepierna a la intemperie. Al momento eché de menos su calor.

 <<Lárgate>> gruñí, dándole un empujón.
(Lárgate antes de que no aguante más, lárgate o te juro que te haré mía aquí mismo, en el suelo). 
 <<¡Corre!>>.

 Se quedó allí clavada, con la boca abierta, rígida. Se quedó tan tiesa como mi hombría en aquellos instantes y luego gimió de puro agradecimiento. Comenzó a caminar hacia atrás, a trompicones.

<<¡Vete!>> grité. Y entonces se dio la vuelta y echó a correr hacia la espesura.
 Y la perdí de vista. Sin más. Se fue.
 Cuando volví al campamento me encerré en las letrinas durante al menos veinte minutos. Me masturbé unas tres veces seguidas. No hacía aquello desde que era un crío. Me sentía ridículo y desolado.
 Lloré durante una semana entera y luego la dejé ir, como la había dejado ir en el bosque.
 Jamás he vuelto a ver unos ojos como aquellos.




#Rachel#

viernes, 25 de marzo de 2011

Jugar a volar


 Encontramos el cadáver junto al río.

 Éramos un par de críos que no sabían nada de la muerte, salvo que a veces te coge por sorpresa. Encontramos el cadáver junto al río y cavamos bajo el agua para enterrarlo. No sé cómo volvimos a colocar la tierra sobre el cuerpo, ni cómo conseguimos evitar que la corriente lo arrastrase hasta la superficie, pero éramos demasiado jóvenes como para entender el significado de la palabra imposible.

  Jugábamos a volar. Jugábamos a ser pájaros y encontramos uno muerto. A veces la vida te desvela sus secretos con demasiada crueldad.

 Ahora ya no sueño con volar, ya no excavo tumbas en el agua. Han pasado muchos años desde entonces y ahora sólo juego a resistir el empuje de la corriente.

 Sí, han pasado muchos años. Por desgracia ya no soy ese niño que no sabía nada de la muerte. Pero todo sigue como entonces.


 

  * * * * * * * * *

  Te ríes de manera histérica cuando en realidad lo que quieres es llorar, pero no te sale.
 A la deriva, mademoiselle, navegas a la deriva y con los ojos vendados. 



#Rachel#

domingo, 20 de marzo de 2011

Piel de porcelana



 Él se quedó en el suelo, perdida la conciencia y el corazón roto, solo bajo la lluvia. Y mientras su sangre se convertía en vapor rojo en los charcos, la voz de ella ascendió en volutas de humo sobre sus cabezas.
 Lo llamó por su nombre, por todos ellos, pero el aguacero caía con demasiada fuerza, y al primer golpe su nariz se había roto. La garganta se le inundó en sangre y ya no pudo más que balbucir gemidos lastimosos. No dejó de mirarlo ni un solo segundo, aunque sus ojos pronto lo perdieron de vista. Siguió mirándolo aun cuando aquel hombre la obligó a apartar la cara, cuando le arrancó la ropa de un tirón, cuando la golpeó de nuevo en el rostro. Siguió mirándolo cuando la forzó a girarse de cara al suelo, cuando su cuerpo le atravesó la piel de una manera violenta y sus pensamientos se tiñeron de un agudo y parpadeante negro.

  (Muévete. Sólo necesito que me des la mano).

 Pero la lluvia cesó, el dolor remitió, el tiempo se rindió y sus dedos se cerraron a apenas dos palmos de los de él. En aquel momento habría cambiado cada segundo de su vida por volver a tocarlo una última vez. 


* * * * * * * * *

La piel no aprende. La piel se cuartea, se hiere y se quema. La piel sangra, la piel duele. La piel se arrepiente pero nunca olvida.





"Baby, did you forget to take your meds?"


 Hay muchas cosas que podría hacer en estos momentos, pero solo se me ocurren dos colores, que ni siquiera lo son: blanco y negro. Los tengo atravesados en las costillas, y no consigo arrancarlos de ahí.

 No se si puedo cuadrar un círculo, pero tampoco lo pretendo. Sólo quiero saber si bastaría con limar las esquinas y encajar el uno en el otro. 


lunes, 14 de marzo de 2011

Call me a dog



 La vida nos trata como un carnicero a su mercancía: nos atiza, nos machaca, nos despedaza, nos amasa el corazón… y luego nos vende al por menor. Sin piedad, ignorando nuestro hedor a carne muerta. Y nosotros seguimos intentando levantarnos, aun cuando nos arrancan el latir del pecho o cuando lo hacemos nosotros mismos con garras carcomidas por la ansiedad de la frustración.

 Nos echamos a la suerte como si se tratase de un enorme mar de aguas tranquilas donde pudiésemos nadar, pero sus olas nos devuelven a la orilla donde nos aguardan perversiones y dados cargados, de idénticas caras.

 Somos el género polvoriento acumulando humedad en una estantería olvidada de una biblioteca perdida de la mano de la suerte. Somos papel cuarteado e hinchado, maltratado por el paso del tiempo.

 Y, sin embargo, pese a ser carne, pese a ser piedras escupidas por el mar, y aunque la fortuna nos haya olvidado, la vida sigue presionándonos el corazón y haciéndonos latir para que nos demos cuenta de lo que tenemos. Para que descubramos que, después de todo, el placer es dolor en pequeñas dosis, y que cada golpe y cada traspié son sólo el aderezo que ese carnicero nos añade para darnos más sabor.

* * * * * * * * *


 Hay días en los que me miro al espejo y no me reconozco. ¿Esta soy yo? ¿De verdad siempre he tenido el mismo careto de pringada?

 Hay días en los que todo se vuelve contra mí: mi ropa, mi cuerpo (exagerando de una manera increíble esta torpeza que la suerte me ha dado) e incluso mis sentimientos.

 Hay días en los que no sé ni lo que quiero. 

 Hay días en los que estoy perdida en mi misma, dentro de esta cárcel de piel y huesos.




_Pero, ¡que le den! ¡Que le den por culo a todo! ¿Me sigues, Darla? ¡Deja de romperme la cabeza!



"You call me a dog. Well that's fair enough. It doesn't bother me as long as you know bad luck will follow you if you keep me on a leash and you drag me along"




#Rachel#

sábado, 12 de marzo de 2011

La apariencia no lo es todo



 Aura conocía la leyenda de la bruja Mary Jane. Se la había contado su madre innumerables veces, y, según le había dicho, era verídica, y tan añeja como Drakhen. Se conservaban muy pocas historias de tanta antigüedad, y aquello hacía de aquel cuento algo todavía más exótico y misterioso.


 "Mary Jane había nacido con un solo ojo y una cuenca vacía. Aquella extraña malformación había causado su rechazo, incluso por parte de su madre, que se limitó a criarla por pura compasión y acabó abandonándola en un bosque. Así que ella, siendo una niña, había tenido que aprender a valerse por sí misma. Y como el destino tiene designios inescrutables, quiso la suerte que sobre la pequeña recayera el maravilloso don de la magia, un regalo que aprendió ella sola a desarrollar y que fue mejorando con el paso de los años, hasta convertirse en una hechicera de increíble poder. Su malformación, que a priori podía parecer fruto de la mala fortuna, le permitía ver mucho más allá de lo que el resto de la gente podía. Sí, su visión de la realidad y del mundo que la rodeaba no era buena; más bien deficiente, debido a su incipiente miopía, pero tenía un talento divino, la premonición. 

 Un día tuvo una visión: unos bárbaros venidos de tierras lejanas y desconocidas llegaban a su pueblo, arrasando todas las casas, matando a niños y ancianos, violando a las mujeres y llevándose a los hombres como esclavos. Sin pensarlo siquiera, bajó hasta el pueblo, después de años de aislamiento. La gente, al verla llegar, se horrorizó; todos se habían olvidado de Mary Jane, la niña que había nacido tuerta, “la Maldita”, como también se la conocía. La habían creído muerta, después de tanto tiempo sin saber de ella, y habiendo sido abandonada por su madre a una edad tan temprana. Mary Jane les alertó sobre los peligros que se cernían sobre el poblado. 

 No la escucharon siquiera. Encolerizados e inundados por un miedo irracional, la condenaron a morir entre las llamas. El fuego la purificaría y le sacaría todos los demonios del cuerpo. Mary Jane gritó hasta quedarse sin voz, intentó en vano que le hicieran caso, pero nadie la quiso escuchar. La ataron a un madero y la sacrificaron en la hoguera. Su piel ardió como la más frágil de las hojas, entre los gritos de excitación de la multitud y sus alaridos de sufrimiento.Su ojo, bendito con el exquisito don del futuro, se derritió, y jamás nadie volvió a poseer tal poder. 

 Al cabo de unos días, unos bárbaros llegaron al pueblo y lo arrasaron sin piedad, tal y como había vaticinado la hechicera. Y todos, todos fueron castigados por el destino, por no haber querido prestar atención a su portavoz". 


* * * * * * * * *

 A veces sólo necesitamos un pequeño empujoncito para hacer lo que debemos, lo que queremos o lo que necesitamos. 
 Llevaba tanto tiempo sin volcarme en mi libro que se me hace rara esa sensación de deleite que se experimenta al darle vida a esos personajes que no son más que extensiones de las fibras de mi propio corazón.
 Este fragmento es parte del capítulo 16, algo que se me hace lejano aunque todavía esté con el 23... 

 ___

 El sol estos días me ha dado nuevas energías, algo que necesito para afrontar este terrible cuatrimestre. Demasiadas horas en clase, demasiados trabajos, demasiadas prácticas. ¡Ni siquiera tenemos tiempo de estudiar, para cuánto más de respirar!

Necesito desesperadamente que llegue el verano.



#Rachel#

lunes, 7 de marzo de 2011

Heridas



 Para mi solo existen dos clases de heridas: las sufridas y las autoinfligidas. Las primeras curan dejando una preciosa cicatriz. El hilo azul del tiempo las cose y hace que la sangre coagule perfectamente,


  
justo bajo la piel.



Las segundas,no.


Las segundas no pueden cerrar.
.
.
.
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Se quedan para siempre dibujadas en algún lugar, 


 muy cerca del alma...

Y su sombra se puede observar a través de los ojos de quien se ha dañado a sí mismo. Gotas negras bajo un verde demasiado cruel.

* * * * * * * * *





#Rachel#

viernes, 4 de marzo de 2011

Motas de polvo


 Ayer encontré una caja debajo de mi cama. Estaba recubierta de algo que alguna vez había sido suave, como el terciopelo humillado por el paso del tiempo. Sé que no debería haberla abierto pero lo hice; ni siquiera estaba cerrada con llave.

(patética e imprudente mujerzuela)

Y lo que encontré dentro me dejó la sangre helada.

(¿qué es lo que he hecho?)

 Era terrible, desolador, y estaba corrompido… No sé qué era exactamente, pero estaba corrompido. Ahí debería haber cerrado las tapas de la caja de nuevo,debería haberlas cerrado para volver a esconderla bajo la cama. Pero no pude. La tentación de acariciar lo de dentro una sola vez era mucho más fuerte que mi miedo y repulsión. Y lo toqué…  Mis dedos lo rozaron durante un segundo y fue más que suficiente para creer que me había vuelto loca.

(¿qué es lo que he hecho?)

 ¿En qué momento de demencia he decidido guardar semejante atrocidad? ¿Qué idea retorcida me ha impulsado a conservar algo tan demoníaco y perversamente mutilado?

 He decidido olvidarlo, como tantas otras cosas. Ahí se queda. Bajo mi cama, escondido de las fauces de la realidad, apartado, encerrado; enterrado en el recuerdo hasta que pierda del todo la cabeza y decida volver a abrir la caja de nuevo.


* * * * * * * * *

 Me desperté tiritando, mareada, perdida... La cabeza me da vueltas y el cuerpo me pide a gritos un poco de paz. Pero parece que salir hoy es una obligación.
 Carnavales. Siempre me han encantado pero este año los detesto, estoy deseando que terminen. No tengo disfraz ni quiero lucirme porque no tengo qué lucir.

 Soy una mota de polvo bajo la cama, una colilla humeante, mal apagada. 

 Me siento perdida.


#Rachel#