domingo, 23 de enero de 2011

Polvo de estrellas



 Dicen que estamos hechos del mismo material que las estrellas. Y que, cuando el tiempo termine y el universo vuelva a replegarse sobre sí mismo, volveremos a latir al unísono y dejaremos de sentirnos solos. Llevamos demasiados millones de años propagándonos por el espacio, alejándonos de las partículas de las que una vez formamos parte.

 Tenemos miedo. Tenemos miedo porque hemos perdido el control de nuestras vidas, porque no nos creemos dueños de nuestros destinos. Sin embargo hay algo que siempre nos pertenecerá, algo que llevamos dentro y que a la vez araña cada uno de los rincones de cada una de las galaxias: el tiempo. El tiempo nos conecta, nos ensambla, nos cohesiona. Es nuestro.

 ¿No me crees? Visualiza un reloj, concéntrate en el insignificante recorrido de la aguja fina durante un segundo, observa cómo da un salto hacia la siguiente fracción de minuto. ¿Lo tienes? Entonces es tuyo. Ese segundo es tuyo, ahora está dentro de ti atrapado para siempre y nunca te lo podrán arrebatar. Cuando desaparezcas, desaparecerá contigo en un pequeño suspiro para acompañarte allá donde vayas, y a la vez seguirá ahí eternamente, frágil, insignificante, pero de valor incalculable.

 Cuando te sientas solo, piensa que una vez formaste parte de un todo. No somos estrellas perdidas en el cielo, somos el firmamento. Somos un maravilloso mar de luces.

* * * * * * * * *



  No me salen las palabras, querría escribir alguna buena reflexión de los últimos días pero no puedo. Tengo el pecho anegado en alguna clase de líquido negro muy denso.
Me mata la melancolía. Pesa… En momentos como este necesitaría un marcapasos del alma.



#Rachel#

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