lunes, 28 de febrero de 2011

Torpeza emocional


“¡Estate quieta y no toques, que lo rompes!”


 Eso me decía siempre mi madre cuando entrábamos en alguna tienda. Claro, yo era pequeña y por ende, torpe, o eso presumía ella. El caso es que si no lo era entonces, lo terminé siendo.

Cómo imaginar que una frase me dejaría tan marcada. Hoy por hoy me siento como si caminara por una estantería interminable y muy estrecha, llena de piezas de porcelana estratégicamente situadas para que yo pase, les suelte un codazo y... ¡crash!

 He dado traspiés y he destrozado preciosas figuritas de todos los colores, y no soy capaz de salir de este maldito pasillo.

¿Qué será lo próximo que tire al suelo? 




* * * * * * * * *


 A veces te lloro a solas, pienso en ti sin haberte podido pensar jamás. Sueño con la presión de una piel que no existe sobre la mía y me estremezco imaginando lo que no alcanzo a abarcar con tu presencia ausente. 




Y me pregunto


si me habré vuelto loca,
pero te extraño cada día más...

 Me siento sola, y cada vez duelen más las arremetidas de cada promesa vacía, de cada deseo sesgado, de cada orgullo herido.




 Vuelve aunque nunca te hayas ido. 
Que la nada te invente para mi



#Rachel#

No hay comentarios:

Publicar un comentario