Simplemente un día revientas.
Vas aguantando, sonríes, te aseguras que eres feliz, que todo va bien. Te autoengañas buscando lo que necesitas en el cajón equivocado, sigues sonriendo... Y entonces te encuentras con lo que habías olvidado que existía. Te das de bruces contra eso y te quedas muda, impotente y paralizada. Y antes de que te de tiempo a actuar, se esfuma. Sin un nombre, sin una pista, sin más... Se desvanece cuando la música termina. Y te das cuenta de que todo era una farsa. Estás sola, absolutamente sola. Y las manos que te rodean quedan demasiado lejos como para sentir sus caricias.
Y explotas. Sin venir a cuento, sin que nada lo desencadene. Simplemente, un día revientas.
Ya se sabe, para que el humo de un cigarro te embriague primero tienes que estar sana y sin tabaco. Por qué no iba a ser al revés con los buenos hábitos?
ResponderEliminarSí, con el cuerpo lleno de nicotina no se puede apreciar de la misma forma el humo nuevo. Pero a veces apenas has dejado un mal vicio y aparece una nueva marca de tabaco tan asombrosa que tienes que fumarla a toda costa. Solo que luego resulta que no la venden en ningún estanco conocido...
ResponderEliminarNo hace falta entenderme, yo me entiendo, xDD